CONVERSACIÓN CON FRIDA Exposición personal de: Dayle Hernández Ruiz
8 de octubre del 2007
Hola Frida:Imagino que este será un diario inusual. Hoy comienzo a escribirte, aunque llevo algún tiempo comunicándome contigo. Pero quiero que a partir de este momento conversemos para que me ayudes a desatar algunos nudos de tu vida y de mi vida.¿Cómo es que dijeron que tengo influencias tuyas, sino conocía tu obra?Así es el mundo. Dos puntos distantes en el universo, se encuentran en distintas dimensiones, más las une un fino hilo de luz y de experiencias.Tú misma me dirás cómo continuar el viaje que acabo de emprender.Buena Suerte,D.
Así comenzó mi conversación con Frida. Ese año mi padre desencarnó, y yo me sumí en una etapa invernal. Ordenaba cosas, limpiaba; pero no podía crear.Un buen día, ¡bendito momento!, le comenté a mi esposo que se me había ocurrido hacer una exposición basada en la obra de Frida Kahlo, cambiando sus símbolos de dolor, por símbolos de alegría y sanación. Nunca imaginé que iba a construir a una nueva Dayle, a partir de cada obra.Cuando hacía tapices, obras que me tomaban entre uno y tres meses de elaboración, en los que aprendí la mayor parte de lo que sé de composición plástica, que me dieron a conocer en el mundo del arte, y que forman parte muy importante de mi obra; me dijeron que tenía influencias de Frida. Increíblemente no la conocía. Fue entonces cuando comencé a indagar. Y encontré alguna que otra imagen, que me parecían muy buenas, pero muy dolorosas. Las flechas de su venado, eran puntas que se clavaban en mi alma. Alquilé la película norteamericana que refleja parte de su vida. La vi tres veces en veinticuatro horas. ¡Lloré tanto! Comprendí.Sus dolores habían sido mis dolores, su reposo en una cama, metida en un caparazón que nunca se convierte en refugio; la traición, el amor, el desengaño, el derrumbe, la creación. Estaba ahí, en otra vida que no viví, en otras circunstancias, en otra mujer.Decidí que si contaba con las imágenes de su obra antes de mi cumpleaños, ese era el camino adecuado para comenzar a crear nuevamente. Y así fue, uno de mis ángeles dejó en mis manos un Diario del año 2008, con reproducciones preciosas de la artista mexicana.Entonces: pintar, pensar, preguntar a Frida, meterme en su piel, pero mejor aún; entrar en mí y redescubrirme, rehacerme en cada retrato