05 Mar
05Mar


Consuelo mío:

Aún parece que me levanto del letargo en que me sumergí después de estos días de ignorancia. Hoy al fin, pude reírme de lo sucedido. Yo defendiendo una causa que molesta a todos, y por la cual nadie aparentemente lucha. Casi me veo como Juana de Arco, injuriada y acusada de locura por decir su verdad.Una verdad que casi pensé inventada por mí, hasta que tuve la tranquilidad para dedicarme a ver los documentos que la convierten en hechos. Cerca estuve de dudar de mí misma, más nunca de mi fe. Consciente soy de que todo es una prueba, y que las cosas suceden en perfección, para mi desarrollo. Y todo aconteció para beneficiarme especialmente, por ser como soy.

Sentada a la puerta de su casa conversaba con una amiguita, que le dijo que ella era inválida. Rápidamente le rebatió ese concepto, explicando que inválida es aquella persona que no puede hacer nada por sí misma.-¿Verdad mami, que yo no soy inválida?Una madre turbada ante tal pregunta, respondió: Claro que no. Y dio la vuelta antes que sus ojos dejaran asomar las lágrimas.


En una consulta de terapia floral le planteaba a mi doctora la disyuntiva ante la creación de un tapiz de una mujer destrozada, y ella me aclaró la cuestión de que yo no me veía a mí misma como una mujer destrozada o discapacitada. En estos tiempos todavía me ocurre para bien mío, aún cuando algunos pretendan crucificarme.

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