01 Mar

VI

El que estés siempre ahí no te hace cerca; soy yo quien me aparto y no te escucho, la vorágine del mundo me alucina, y me marcho de tu cuarto, voy sin vida. Cuando quiero regresar no existen mapas, he de hallar mi propia huella en el camino, un andar desafiante es mi destino, el de todos, ángeles despiertos o dormidos. En ese andar siempre hay amigos, que me tienden su mano solidaria, me indican la vereda sin decirlo, sus palabras son reflejos de mi alma. Mi alma que es decir tu cuerpo mismo, que está en mí y en ti al mismo tiempo, es locura o, es lógica, tú dime. Segura estoy que el camino es infinito, pues comienzo y final se dan la mano; la aspiración no tiene como meta, sino vivir colgada de tu hálito.

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