09 May
09May


La discapacidad física se define como la falta o parálisis total o parcial de una parte del cuerpo o del uso de uno o varios de los sentidos físicos que nos comunican con el mundo. El solo hecho de tener una definición para esta situación que aqueja a tantos seres humanos a nivel mundial, por razones patológicas o adquiridas, nos dice que forman parte de la sociedad, que ésta la reconoce, advierte, y asume. Lo cual no indica que la sume a sus estándares de vida, ni que la tenga muy en cuenta a la hora de planificarse, expandirse, corregirse a sí misma.Pero, ¿qué es sociedad? El término según el DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA, EN SU EDICION ELECTRONICA VERSIÓN 21.1.0 dice:

  1. F. Reunión mayor o menor de personas, familias, pueblos o naciones.
  2.  [f.] Agrupación natural o pactada de personas, que constituyen unidad distinta de cada uno de sus individuos, con el fin de cumplir, mediante la mutua cooperación, todos o algunos de los fines de la vida. Se aplica también a los animales. Las abejas viven en SOCIEDAD.
  3. [f.] Com. La de comerciantes, hombres de negocios o accionistas de alguna compañía.


Interesándonos mayormente la segunda acepción, podemos cuestionarnos la mutua cooperación, constatando en lo real que no existe de manera armoniosa para ambas partes, y buscando maneras de que se manifieste este concepto en la vida diaria de cada una de las personas que la integran.Se pudiera hablar aquí de muchas esferas de la vida social de las personas con discapacidad, más me interesa tratar específicamente el tema del arte y la cultura.Un artista con discapacidad físico motora en Cuba, que es donde vivo, puede desarrollar su talento por diferentes vías:

  • Casas de cultura
  • Cursos brindados por instituciones culturales, religiosas o particulares.
  • Escuelas de arte
  • Vía autónoma.

Habiendo accedido a una de esas variantes, puede obtener resultados satisfactorios, según su talento y voluntad, y puede integrarse a asociaciones de artistas aficionados o profesionales con derecho a exponer, promover, vender su obra como cualquier otro artista sin discapacidad.He aquí la diferencia, he aquí la necesidad de equiparación de oportunidades, he aquí la tremenda urgencia de crear oportunidades diferenciadas para los artistas con discapacidad. 

La mayoría de las instituciones culturales no poseen accesibilidad para las personas con dificultad en la locomoción, específicamente en la ciudad de Matanzas donde desempeñaba mi labor artística hasta hace dos años, ninguna la posee. Estoy hablando de la ACAA, UNEAC, AHS, escuela de arte, casa de cultura, bibliotecas, museos, galerías, centros de documentación. Todo esto redunda en que el artista no puede acceder a los movimientos de vanguardia que se suceden a su alrededor, no tiene acceso a la información necesaria para estudiar lo relacionado con su especialidad, ni aprender nuevas técnicas o corrientes artísticas, se ve impedido de socializar con otros artistas e intercambiar experiencias, alegrías o desencantos.Seguramente alguien piense que toda esa información e intercambio puede ser obtenido a través de Internet, o nuestra versión cubana  de Intranet. En este caso tampoco somos tenidos en cuenta, puedes pasarte años solicitando ese servicio y no te es dado alegando los problemas de conexión de nuestro país,  y la cola inmensa que hay delante de ti, mientras se le ofrece a otros artistas por tener un mejor currículo, a periodistas y médicos; no se llega a un análisis profundo de cuanto puede aportar cada uno de nosotros a la cultura de nuestro país mantenernos apartados, ignorados, forma parte de la marginación, y la insensibilidad. Existen muy buenos proyectos y grupos perdidos en el tiempo y la falta de fe en un sistema que no te apoya, ideas que materializadas podrían aportar mucho al cambio social, a la revolución que todos aspirarnos, a la manifestación del hombre nuevo.Los artistas necesitan ganarse el sustento con su trabajo, aquí las instituciones comercializadoras se hacen de la vista gorda, nos presionan, hasta que te cansas. Sé que somos muy pocos en esta área, lo cual me ayuda a pensar que sería aún mucho más fácil ayudarnos a salir adelante en la vida. Proveernos  puntos de venta que promuevan nuestra obra, que nos dé el sustento diario que como es sabido es más costoso que para personas sin discapacidad, por el gasto en transportación, medicamentos, y otros accesorio como muletas, bastones, sillas de ruedas, etc.; sería excelente para vivir con dignidad, ayudarnos a mantener a la familia que depende económicamente de nosotros, y sería un buenísimo ejemplo de cómo Cuba integra a las personas con discapacidad para el turismo que nos visita de otras latitudes. ¿Razones para no hacerlo? Ninguna que no pueda ser derribada por el humanismo.¿Qué sucede con nosotros al paso del tiempo? Nos vemos obligados a dejar el arte de lado, privamos a la sociedad de ese puente que son los artistas entre lo humano y lo divino. Cuando sería tan simple, convertirse en facilitadores, en manos extendidas.Las sillas de ruedas eléctricas comienzan a verse en nuestro país con mayor frecuencia, gracias a donaciones de instituciones, amigos, o familiares.   Con ellas llega un nivel de inter-dependencia extraordinario, realizamos actividades diferentes y logramos salir a la calle por nosotros mismos. Ahora un nuevo dilema, no existen rampas, si las hay casi todas son inaccesibles, o se les han puesto obstáculos en el medio: señales de tránsito, latones de basura, personas con sus puestos de venta, etc. Si logramos acceder a los locales, entonces la silla no cabe por las puertas de los baños, o las oficinas, especialmente en los centros de salud,  o el departamento al que deseamos dirigirnos está en altos y no hay ascensores. ¿Qué hacer?Gracias a la vida existen muchas personas sensibles ante nuestra necesidad e intentan prestarnos el servicio a toda costa, nos atienden en la calle (donde puede haber frío, mucho sol, o lluvia), nos compran aquello que deseamos adquirir, nos facilitan un trámite, o se brindan a cargarnos en peso para resolver la situación. ¿Le gustaría a usted ser cargado por un desconocido, cuando sus cuerpos se unirán inevitablemente; o por la falta de conocimiento de quien se brinda a ayudar puede provocarles una fractura, u otro tipo de lesiones, aún con la mejor de las intenciones?¿Dónde queda entonces la posibilidad de disfrutar de una obra de arte; de conversar con las personas que prestan servicios bancarios, migratorios, de salud, etc.; de ver todas las ofertas que ofrece un mercado; de asistir a un espectáculo  musical o teatral; de ver una película en pantalla de cine?Nos asiste el derecho como seres humanos de obtener un servicio eficiente con la máxima calidad, porque como el resto también aportamos con nuestro trabajo, intelecto, pago de impuestos, prestación de servicios, a esta sociedad, aunque ella nos continúa limitando.¿Cuánto tiempo más se necesita para abrir las mentes y los corazones? ¿Para ensanchar puertas, eliminar barreras, crear puentes? ¿Será necesario que los que hoy tienen el poder de realizar una ciudad accesible para todos lleguen a ancianos y de pronto se den cuenta que no pueden subir esos escalones que nunca quisieron eliminar? Llevamos más de veinte años abogando por lo mismo. Es hora ya de entrar en acción, es hora de que realmente le demos a las personas con discapacidad el lugar que merecen, por su ejemplo de voluntad y ganas de vivir, por lo que aprendemos con cada reto que asumen, con cada una de sus victorias en la olimpiada de la vida.¿Si otras sociedades lo ha logrado por qué nosotros no? No es cuestión de recursos financieros, es cuestión de  ponerse los zapatos del otro y andar el mismo camino.

15 de diciembre del 2015









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